Vistas de página en total

domingo, 15 de abril de 2012

A pesar de todo...

Estoy atrapado. Me cuesta respirar, pero no porque me falte el aire; creo que es la tensión. Estoy aquí, escribiéndote, porque quiero que estés conmigo. En más de una ocasión me ha parecido verte a mí lado. Pero no puede ser. No es posible.

Esta situación llega incluso a parecerme cómica, alguna risita histérica borbotea de vez en cuando por los labios de mi mente. Creo que me estoy volviendo loco. Me vuelvo loco y tú no estás conmigo para ayudarme; aunque ya te veo a todas horas. Quiero que estés aquí. Deberías verme, te sorprenderías: siempre he pretendido ser elegante, gustarte continuamente. Ahora estoy tirado en la cama, encorvado sobre las teclas del portátil donde escribo, iluminado sólo por una tenue luz de emergencia.

Tendría que continuar pensando... pero ya no puedo, estoy demasiado cansado, demasiado aturdido y en estos días he tenido tiempo suficiente para pensar en ti, en mí: en nosotros. He pensado tanto que ahora las ideas se escapan por mi boca abierta, atravesando la barrera que forman mis temblorosos labios.

Pero, a pesar de todo, sigo creyendo que todo saldrá bien.


No hay comentarios:

Publicar un comentario